viernes, 27 de marzo de 2009

Mentiras que resuenan (magneticamente, dicen)


Uno de los recientes artículos del interesante blog Psicología Policial, de nuestro amigo Fernando, recoge referencias al apasionante mundo de las novedades científicas en apoyo de los interrogatorios policiales.

Mientras se producían las brutalidades de Abu Grahib, que denotan las carencias y atavismos de la inteligencia militar, las agencias gubernamentales americanas afirman seguir buscando un método infalible para detectar las mentiras en los interrogatorios. Ya hace tres años que dos empresas lanzaron la comercialización de la resonancia magnética (fMRI) para cazar al delincuente en su mentira (bien, no sólo ofrecían el producto a los Cuerpos de Seguridad sino también a los cónyuges con incipientes cuernos y a empresarios con empleados presuntamente desleales (curiosamente, no se aplicaría la restricción legal que existe para el uso del polígrafo).

La clave de la eficacia de la resonancia estriba en que es capaz de detectar los cambios cerebrales que se producen en el momento de la mentira, en lugar de medir indicadores fisiológicos como la sudoración, el pulso o el ritmo respiratorio como hacen los tradicionales polígrafos. Pero la realidad es que estamos ante otra “técnica-milagro” muy cuestionable, ya que aún no hay evidencia científica suficiente para demostrar que no pueden confundirse las reacciones cerebrales ante un recuerdo falso o inventado con las de una mentira o una respuesta verdadera. La detección de engaños mediante resonancia magnética describe lo que pasa en el cerebro de un mentiroso, pero no puede explicar por qué.

A esta duda científica, que podría superarse quizás con más investigación, debe añadirse otra de corte ético, ya que veo absolutamente imposible que un juez pueda autorizar (en España, donde existen los derechos humanos) practicar resonancias magnéticas así como así a un delincuente sospechoso de estar mintiendo. -SÍ, TODOS ESTAMOS PENSANDO EN EL DESGRACIADO que asesinó a la chica en Sevilla y que se ha convertido en la personalización de la mentira; también a este monstruo le amparan los derechos constitucionales -).

Una resonancia puede ser tan o más agresiva que una radiografía, y ya sabemos que sólo motivadamente la autoridad judicial llega a ordenar su uso (que debe evitar la cabeza, precisamente por su capacidad lesiva).

Desde hace años estudio las técnicas de observación y detección de la comunicación no verbal (ojo, la CNV no se circunscribe a la detección de la mentira, como parece que algunos policías piensan), ya que no son invasivas y no atentan contra los derechos del observado. De este estudio puedo subrayar, para empezar, que no se si es más descorazonador observar el lastre de estereotipos que arrostra la formación de los funcionarios policiales o el escaso interés que despierta entre los investigadores españoles (en especial algunos psicólogos, que se centran más en desmontar los hallazgos ajenos mediante exhaustivos metananálisis que en arriesgarse a realizar estudios de campo propios).

Si te interesa el tema, puedes encontrar abundante bibliografía (de charlatanes, en su mayoría en la sección de mancias de las librerías) y bien pocos tratados serios que aborden con valentía la investigación de estas técnicas; ni siquiera en la Facultad parecen prestar excesiva atención al tema, a juzgar por el escaso número de tesis, y por el perfil meramente divulgativo que se aborda en la carrera (en ocasiones cubierto simplemente con recomendar la lectura de la superficial perspectiva de la periodista Flora Davis).

2 comentarios:

  1. Artículo muy interesante. la verdad es que no conocía este sistema, y da miedo comprobar hasta dónde podemos llegar para tratar de saber "la verdad".
    Un saludo

    ResponderEliminar
  2. Os he añadido a mis links de interés.
    Buen blog. Animo

    ResponderEliminar

Tu comentario puede ser tan extenso como desees; si incluyes citas ajenas no olvides incluir la referencia completa (AUTOR, año, "Título", Editorial, o el link completo).

Gracias por tu contribución