jueves, 26 de agosto de 2010

Inteligencia Grafotécnica

Históricamente, los servicios de inteligencia se han servido de la ciencia policial y criminalística para el desarrollo de sus actividades de análisis. Criminal Geographic pone a vuestra disposición un enlace en pdf a uno de los capítulos que forman parte de una interesantísima obra colectiva titulada "La inteligencia como disciplina científica", editada por Plaza y Valdés y por el Ministerio de Defensa y que refleja la influencia recíproca entre la ciencia forense y el entorno de la denominada comunidad de inteligencia.

En "Inteligencia Grafotécnica" su autor, Gregorio Alonso Bosch, expone el pasado, presente y futuro de la estrecha vinculación existente entre las ciencias del grafismo y el mundo de los Servicios Secretos, señalando la utilidad de la Grafotecnia dentro del ciclo de inteligencia tanto en los terrenos tradicionales (identificación de firmas u otros textos manuscritos, análisis psicografológicos de anónimos, estudios grafopatológicos...) como en aquellos otros relacionados con la identificación de escrituras realizadas en diferentes idiomas, o con los últimos avances biométricos.

martes, 3 de agosto de 2010

Visibilidad criminal y peligro de contagio en violencia de género

Del reciente análisis de resultados de los esfuerzos del Gobierno por frenar la violencia de género se ha descubierto que, lamentablemente, el fenómeno no sólo no mejora, sino que está empeorando. Ni nuevos programas de protección policial, ni medidas reeducativas (bueno, en lo del teléfono del maltratador creía poca gente, salvo la ministra), ni campañas de promoción de la denuncia. Nada consigue frenar las agresiones y las muertes de las mujeres. Tampoco se da con las causas de este fracaso en la estrategia. Tal vez porque las medidas adoptadas son precisamente más operativas que estratégicas; evidentemente, hay que hacer lo posible por frenar HOY las muertes como sea, pero quizás el fenómeno no se pueda combatir escupiendo al incendio, sino poniendo en práctica una planificación de medidas a largo plazo, entre las que se debe contar necesariamente, con el (dificilísimo, pero imprescindible) cambio de la mentalidad machista de nuestra sociedad (no solamente de la española, ojo).

Ponemos tiritas al cancer cuando evitamos afrontar que podemos confiar en que con campañas efectistas y macabras vamos a cambiar la forma de pensar del mastuerzo que piensa en su mujer como una propiedad más, mientras que la publicidad (que más nos convence, por cierto) es la de la modelo semidesnuda, que enluce el producto con su carga sexual, y mientras que en casa y en los colegios perpetuamos los roles propios de niños y niñas (por más modernos que nos consideremos algunos padres).

Puede parecer imposible, o al menos, inconveniente a los intereses económicos, y buscar mil excusas para afrontar semejante vuelta al calcetín social, pero la verdad está ahí, y de esos polvos vienen estos lodos. En fenómenos sociales recientes se han conseguido resultados espectaculares y se ha conseguido ya cambiar la forma de ver las cosas en la calle; ¿quién hubiera dicho hace unos años que los no fumadores tendrían la prioridad y que se cambiarían algunas normas de protocolo seculares para proteger su salud? ¿cuánto tardarán en aceptarse con normalidad las relaciones homosexuales en todos los ámbitos, y su repercusión en la cultura, el lenguaje, etc?. Un cambio mayor es imprescindible para prevenir y atajar el machismo camuflado, latente, y liquidar así la violencia de género.

Sin embargo, cabe decir que entre las medidas a corto y medio plazo que deberían interesar más los criminólogos (aparte de buscar su hueco profesional en la función pública y montar un colegio, ahora que podrían desaparecer con el desarrollo de la Ley Omnibus), podría estar la demanda a los medios de comunicación de un mayor compromiso social (responsabilidad) en el tratamiento de las noticias referidas a la VdG, como de hecho debería existir respecto a las relativas a hechos terroristas. Con demasiada frecuencia, anclada en la costumbre, el periodista recurre a los terribles resultados de ambos delitos, centrándose en los aspectos más morbosos del padecimiento de la víctima o de la justificación de los delincuentes; la excusa tradicional es la búsqueda del "lado humano" de la noticia, olvidando que dar un exceso de hemodetalles provoca precisamente la deshumanización, la cosificación de la víctima.

A esto se suma que está demostrado (sobradamente estudiado en casos de suicidio) el efecto contagio que representa cubrir estos hechos de la forma tradicional (El Caso), en lugar de afrontar la noticia de manera más generalista, implicándose en mostrar la ruindad que para el ser humano supone atentar con la dignidad y la vida de otra persona. Entre los datos del análisis que mencionabamos al principio, se encuentra el 70% de casos que se producen en los tres días siguientes a la publicación de la comisión de una muerte por VdG. No es que la noticia cree en el maltratador la idea de matar (ya presente en su vil conciencia), pero sí que lo anima a dar el paso e incluso a tomar apuntes del modus operandi. Tristemente, desde la página de sucesos fomentamos más los copycats maltratadores, y hacemos el caldo gordo a los terroristas, en lugar de frenarlos.