viernes, 13 de marzo de 2009

El Volvo de Luis Candelas

Un conocido nos ha contado que hace unos días, mientras regresaba por la A-3, desde un turismo le hicieron señas imperativas de que parase en el arcén. Como estaba hablando por el móvil, dio por sentado que se trataba de una patrulla camuflada de la Guardia Civil a punto de formalizar la denuncia y, dispuesto a detenerse, ya había puesto el intermitente cuando su acompañante, con más sentido común, le convenció de que no lo hiciera a juzgar por el aspecto de los ocupantes, de marcadas facciones del Este, sin identificación policial de ningún tipo que avalase la autoridad de los fulanos en cuestión.

Los ocupantes del vehículo persistieron en sus ademanes y les persiguieron durante varios kilómetros, de forma que dio tiempo de avisar al 112 y a los pocos minutos hizo acto de presencia la GC (esta sí que sí) que contactó telefónicamente con ellos y que se unió a la comitiva, tras lo que nuestros atribulaedos amigos perdieron de vista a sus perseguidores.

La carretera hace tiempo que es terreno de operaciones de bandas de asaltantes que suelen servirse del engaño para abordar a sus víctimas; en esta ocasión quizás buscaban cambiar de vehículo (el objetivo en cuestión era un Volvo todoterreno), pero no es infrecuente que simulen un accidente para desvalijar violentamente al buen samaritano que se detiene a asistirlos.

En la era del cibercrimen, los bandoleros no han abandonado sus tradicionales modi operanda.

Pero hoy Luis Candelas prefiere cambiar el rocín por un Volvo.

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